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Algo extraño está por llegar a su planeta…. NOSOTROS!! PLANET 51 Aquí los humanos son extraterrestres!!







 Victor Hugo Juarez
 guatemalanoticias@gmail.com


PLANET 51 es una comedia de animación de proporciones galácticas sobre una invasión alienígena a la inversa que gira en torno al Capitán Charles "Chuck" Baker, astronauta americano que aterriza en Planet 51 pensando que es la primera persona en pisar el planeta. Para su sorpresa, descubre que el planeta está habitado por pequeñas criaturas verdes que viven felizmente en un mundo plagado de cercas blancas, reminiscencia de la alegre inocencia de la América de los años 50, y cuyo único temor es el de ser invadidos por alienígenas... ¡como Chuck

LEM tiene dieciséis años y vive en PLANET 51. Vive sin sobresaltos en un mundo predecible y se pasa el día imaginando cómo será su vida de mayor: será el director del planetario local y saldrá con su vecina, NEERA.

Cuando Lem y Chuck finalmente se conocen y superan sus miedos, se hacen amigos. Lem accede a esconder a Chuck para que no le encuentren los paranoicos militares del ejército de PLANET 51 que están decididos a capturar al alienígena invasor, convencidos de que quiere acabar con ellos. Lo que no saben es que lo único que quiere Chuck es volver a su nave antes de que ésta despegue y regrese a la Tierra sin él. Con la ayuda de Lem, de sus amigos, de un par de soldados muy poco inteligentes de PLANET 51, y de un emocionado pero fiel robot explorador llamado ROVER, Chuck y la pandilla se embarcan en una misión contrarreloj para llegar a la nave antes de que sea demasiado tarde… teniendo que abrirse camino a través del deslumbrante, aunque desconcertante, paisaje de Planet 51 para no convertirse en pieza permanente del Museo Espacial de Invasores Alienígenas.


LA PRODUCCIÓN

Ilion Animation Studios nació en 2002 con el objetivo de convertirse en uno de los principales estudios de animación, capaz de crear películas que pudieran exportarse a todo el mundo. Enfrentarse a un proyecto tan ambicioso conllevó superar enormes retos creativos, tecnológicos y humanos. “Necesitábamos un guión genial, tecnología punta y un buen equipo de profesionales que se encargaran de sacar adelante el proyecto. No era tarea fácil. Desde el principio buscamos una historia fresca y original que sobresaliera por encima de cualquier cosa que hubiéramos leído antes”, comenta Pérez Dolset, “En ese momento decidimos embarcarnos en una aventura, para lograr que se hicieran realidad nuestras esperanzas, sueños y fantasías. Al igual que muchos han hecho antes que nosotros, investigamos todos los temas comunes y también le echamos un vistazo a las historias menos habituales. Barajamos trabajar con temas universales que presentaran ideas quizá menos originales pero que, en nuestra opinión, no se habían contado tan bien como nos hubiera gustado o con historias clásicas con un atractivo universal que merecerían ser contadas de nuevo. Como suele pasar en estos casos, justo cuando llegábamos a la conclusión de que no quedaba nada nuevo por hacer, encontramos PLANET 51, o quizá PLANET 51 nos encontró a nosotros, esperándonos en ese lugar donde las grandes ideas esperan a que las descubran sus creadores. Desde un primer momento supimos que habíamos dado con Nuestra Historia”.

Tras la primera fase de desarrollo comenzó la siguiente etapa que consistió en remover cielo y tierra para dar con un guionista de primer orden que contara nuestra historia. Al final dimos con uno de los mejores: Joe Stillman. ¡Según él fue amor a primera vista! Desde esa primera reunión en la que le presentamos el proyecto hizo las maletas y se marchó a vivir a PLANET 51. Creo que vivía enfrente de Lem, o quizá incluso compartía casa con él, o se instaló en su buhardilla. Sea como fuere, la verdad es que ha creado un guión extraordinario lleno de personajes fantásticos, con toneladas de humor, sorpresas, emoción y sentimientos.


Esta idea original abrió todo un mundo de posibilidades y enseguida empezamos a ambientar nuestro planeta alienígena en una especie de Estados Unidos de los años cincuenta. Nos pareció una combinación perfecta dado que la ciencia ficción reinaba en los años cincuenta y los espectadores iban al autocine para ver a los héroes luchar contra los invasores del espacio exterior en la gran pantalla. Esos filmes también nos sirvieron como base para lograr las dosis exactas de comedia y caricatura: aliens con tupé que se pasean en Cadillac con forma de naves espaciales decorados con colgantes de ‘naves’ invasoras. Sabíamos que todos esos iconos encajarían en la película.



Trabajar con la imagen de Estados Unidos en los cincuenta nos inspiró para construir PLANET 51 y también nos dio la oportunidad de utilizar la paranoia social que suscitaban las ideas de sabotaje o invasión típicas de aquellos tiempos. En dicha época la desconfianza llevaba a la gente a creer que su vecino podría ser un agente secreto cuya misión era poner una bomba en la panadería local. Así, los habitantes de PLANET 51 se enfrentan al inocente astronauta con terror y desconfianza, provocados por el miedo y la ignorancia. Los temas del conflicto entre culturas, del miedo a lo desconocido o a cualquiera que sea diferente aparecen a lo largo de la película.

A sabiendas del gran reto que supondría animar los personajes de PLANET 51 decidimos diseñar nuestras propias herramientas y software de animación por ordenador, comenta el codirector de PLANET 51, Javier Abad. A lo largo de los últimos seis años, el equipo encargado de los personajes y de los escenarios desarrolló herramientas que colocaron a Ilion Studios entre los principales estudios de animación de personajes de todo el mundo.

¿Quién no ha visto alguna película sobre la invasión de seres de otros mundos?: unos son verdes, otros marrones, algunos tienen escamas, otros no, hay seres monstruosos, cabezudos o gigantes. Para diseñar a los habitantes de PLANET 51 tomamos todas estas referencias y las combinamos para crear una especie que fuera divertida, atractiva y realista sin parecerse demasiado a los humanos, pero sin ser demasiado monstruosos.
“También tuvimos que imaginar el mundo en el que viven”, dice el codirector Marcos Martínez, “la ropa, las puertas, los coches, las calles, la ciudad, las montañas, los animales. PLANET 51 es un mundo feliz y lleno de inocencia, donde la gente ni siquiera se plantea que pueda haber algo más allá porque les basta lo que tienen. No obstante, esta existencia idílica se ve puesta patas arriba con la llegada de algo nuevo, algo que cambiará sus vidas para siempre. Algo que viene desde el más allá… Un ser de otro planeta”.

PLANET 51 es mucho más que un planeta habitado por hombrecillos verdes con antenas. ¿Comen perritos calientes? ¿Van a los bolos? ¿Escuchan música? En el cine, los espectadores comen palomitas flotantes y refrescos satélite… Las señales de tráfico avisan a los platillos volantes de que está prohibido volar muy alto. La ciudad está tan llena de vida que da para mucho más que una sola película. Los espectadores más atentos verán que en cada póster, cada luminoso, cada cartel y cada escaparate se abre una ventana a un mundo tan amplio como el nuestro.
¿Quién no ha visto el póster de una película de alienígenas? Tanto antes como ahora la cartelera está llena de películas sobre esos malignos invasores de piel verde que vienen a por nosotros. En PLANET 51, los humanos son los invasores. Tuvimos que pensar en cómo se comercializarían esas películas. PLANET 51 está llena de giros divertidos que cautivarán a jóvenes y a mayores… y a nostálgicos.
La película muestra un planeta que vive sus propios años cincuenta, con películas de ciencia ficción sobre invasiones aliens y una dosis saludable de paranoia. “La principal diferencia entre su mundo y el nuestro es que a finales de los cincuenta en la Tierra mirábamos ya hacia el espacio, hacia lo desconocido, y comenzábamos a dar los primeros pasos en la industria aeroespacial”, comenta Stillman, “mientras que la gente de PLANET 51 no tienen esa sed de conocimiento. Les da miedo lo desconocido y por tanto siguen viviendo en los cincuenta rodeados de toda esa inocencia. El elemento que lo cambia todo, lo que abre la mente del protagonista, es la llegada del astronauta Chuck Baker. En ese sentido, Lem personifica todo PLANET 51 y el tema de la película. Le da miedo lo desconocido. “La verdad es que a mí también”, dice Stillman. “Cuando un personaje crece y se desarrolla tanto como Lem me siento identificado, siento un vínculo especial con él”.
¡Planetización!



El estilo visual de PLANET 51 se basa en tres formas básicas: círculos, esferas y platillos, y todas las formas y tamaños que relacionamos con el mundo de la película se han adaptado a un estilo más alienígena, y más reconocible, para crear consistencia y credibilidad.
Dos de estas formas se basan en iconos clásicos de la cultura pop y de la mitología de la ciencia ficción: los platillos volantes y los círculos de los cultivos, mientras que el tercero procede de la Arquitectura Googie, un diseño futurista que nació tras la Segunda Guerra Mundial y vivió su esplendor en los cincuenta y sesenta, influido también por la Era Espacial y Atómica. El diseño futurista que caracteriza la Arquitectura Googie inspiró el look tan retro de Glipforg y como lo aplicábamos a todo, se acuñó el término de manera oficiosa cuando teníamos que enfrentarnos al diseño de cualquier elemento nuevo que tuviéramos que adaptar a la estética circular y redonda de PLANET 51: ‘¡Planeticemos el teléfono!’

La línea ciencia ficción retro se reforzó al dar vida al paisaje del pueblo: la idea era que hubiera platillos volantes sobrevolando la ciudad y, por tanto, los tejados se diseñaron con forma de platillo para que al mirarlos desde arriba pareciera que se estuviera en plena invasión.

En teoría, la ‘Planetización’ de todos los elementos visuales era una cosa, pero llevarlo a la práctica era algo totalmente diferente; de hecho, fue una ardua tarea que se convirtió en un reto para toda la producción, según el Supervisor de Sets y Props Fernando Huelamo: “El mayor reto al que nos enfrentamos fue crear objetos circulares en 3D que fue muy, muy difícil. ¡Los objetos de 3D son cúbicos por naturaleza!”. Pero el hecho de que fuera tan difícil no hizo que fuera menos divertido, ¡de hecho fue justo lo contrario!
“Me encantó rediseñar todas estas cosas”, dice el codirector Marcos Martínez, “Si fuera un alienígena y todos los elementos de mi mundo fueran redondos, ¿cómo haría para rediseñar una silla, un teléfono o una pistola? Cuando pensamos en alienígenas nos vienen a la cabeza pistolas láser y platillos volantes, así que los pasamos por el filtro de nuestro mundo. Hemos creado un planeta muy rico en el que nada se escapa a esa estética de diseño”.

Otra característica crucial, aunque menos visible, que se ha convertido en un estandarte de la ‘planetización’ y que afecta a casi todos los props de PLANET 51 es la zona circular exterior que hace que los objetos parezcan asimétricos. Según el Supervisor de Arte Fernando Juárez: “Lo utilizamos para crear una estética que se distinguiera de manera sutil pero visible de las Señales Terrestres. Si fueran perfectamente redondas serían iguales que las nuestras”, y si fueran iguales que las nuestras, le quitaría todo el sentido a crear un mundo diferente.
Tal y como se espera de un mundo diseñado por amantes de la ciencia ficción la comida flota y brilla como homenaje a otra película de ciencia ficción clásica de los ochenta: Cocoon. “En esa película, los aliens tienen una energía interior, son seres más avanzados. Por tanto me pareció que la comida debería ser como la suya, tenía que brillar”.
Una curiosidad es que, si bien todo el armamento militar que aparece en PLANET 51 se parece mucho a las armas utilizadas en películas de serie B sobre alienígenas de los cincuenta, éstas no funcionan como pistolas láser sino como pistolas de balas. “En todas las películas de los cincuenta en las que los militares persiguen a los alienígenas”, comenta Fernando Huelamo, “sólo se ven este tipo de armas, y eso es algo que queríamos tener en cuenta. No queríamos que la estética se alejara mucho de esos filmes”. Por tanto hay pistolas y rifles normales como las de toda la vida pero que se han ‘planetizado’ de forma que nos recuerdan a las típicas pistolas láser de los alienígenas.


Cómo crear el paisaje de un Planeta

Si PLANET 51 es EEUU en los cincuenta, Glipforg sería California del Sur. “Sí, podría ser”, afirma el Supervisor de Arte Fernando Juárez, pero a la hora de diseñar los alrededores de Glipforg, “el Gran Cañón del Colorado” fueron una gran fuente de inspiración. Añade, “No sólo miramos hacia las películas de los cincuenta, sino hacia la propia realidad, queríamos construir un paisaje que fuera muy reconocible”.
Glipforg es, según el codirector Marcos Martínez, “una visión muy clásica de Estados Unidos de los cincuenta, incluso si no es real, es la imagen colectiva que tenemos de esos años. Esa imagen de EEUU nos ha influido a todos y por eso queríamos usarla en la película. Visionamos todas las cintas que presentaban ese concepto de EEUU”.


Qué visitar en Glipforg



Observatorio
De todos los emplazamientos en Glipforg, éste es el que más bebe de una referencia real: “Todos los lugares que aparecen en la película se basan en algo y este edificio fue más fácil de lo que pensábamos porque nos basamos en el Observatorio Griffith, que tiene esos enormes ventanales”, dice el Diseñador de Producción Visual Julián Romero. El famoso Observatorio Griffith de Los Ángeles fue construido en 1935, con un distintivo estilo Art Decó que lo convirtió en la inspiración perfecta.

Tienda de Cómics

Los clientes son recibidos por un maligno Humaniac en 3-D al entrar en esta tienda repleta de detalles llamada Haglog’s Comics, quizá el local más particular y único de Glipforg. Toda ella es un claro homenaje a las películas de serie B de ciencia ficción de los cincuenta y personifica la esencia de PLANET 51. “Todo lo que uno se espera de PLANET 51 está en esta tienda. Es un mundo dentro de otro mundo. Nos esforzamos tanto en diseñarla que parece que todo el tono de PLANET 51 esté condensado en este único emplazamiento, a través de los pósters y de los libros, de los juguetes, las lámparas, las mesas, etc.”.
Sitios a los que ir con los amigos

HUMANIACS II es la película dentro de la película (y es todo un evento en sí mismo). Nos presenta el miedo más profundo de los habitantes de PLANET 51: que los invadamos… o algo así. Se proyecta dentro del cine de Glipforg, donde el estilo retro y los motivos Art Decó aparecen junto a una pantalla ovalada. En el exterior, el edificio en sí también es impactante, con forma de platillo volante con miles de agujas y antenas, con una enorme bóveda central sobre el auditorio central y un mástil de radio de la Era Espacial encima de la entrada principal.
El nirvana de las vallas blancas

El ejemplo más claro del mito del nirvana de Estados Unidos en los cincuenta se encuentra en las afueras de Glipforg, en la tranquila zona residencial. Al igual que gran parte del pueblo, se compone de calles con círculos concéntricos y edificios con forma de platillo. Aquí también aparece la temática de la invasión, “la recurrente imagen aérea de los platillos que sobrevuelan los tejados de la ciudad”, explica el Diseñador de Producción Visual Julián Romero, “remite continuamente a la invasión”. En la zona residencial sobresale aún más dado que choca con la sensación generalizada de seguridad.



El centro

“Nunca nos alejamos del concepto de que los espectadores no pudieran reconocer lo que estaban viendo. A pesar de tener forma de platillo, se identifican fácilmente los edificios y el tipo de construcción”, explica el director Jorge Blanco, y al ver la gran diversidad de edificios se nota que, a pesar de basarse en el mismo motivo del platillo, se han utilizado formas y elementos únicos y muy distintivos, que hace que sean inmediatamente reconocibles. En la calle principal vemos algunos de los edificios municipales de Glipforg, entre ellos el Ayuntamiento, inspirado en la Casa Blanca, realizado en piedra blanca con pilares blancos y un tejado compuesto por tres platillos volantes, uno grande flanqueado por dos pequeños.
En la Gasolinera encontramos el uso más original del motivo del platillo. La cubierta de la entrada está iluminada con fluorescentes en la zona interna del platillo. Se diferencia ligeramente de los demás platillos porque parece que haya salido directamente de una película de serie B de los cincuenta.

La excepción al diseño general es el restaurante Hot Dog, el único edificio de Glipforg que no sigue la temática de los platillos y es, en cambio, un enorme perrito caliente en forma de U. Los creadores se han salido claramente de la categoría Googie, ¿ha sido un despiste? Para nada, confirma el Diseñador de Producción Visual Julián Romero, dado que, de hecho, es el homenaje más difícil de PLANET 51: “Hay una referencia muy rebuscada: la nave accidentada de Alien”.

Cómo moverse por PLANET 51

Uno de los elementos más originales PLANET 51 son los coches. “La clave fueron los coches-platillo, que son la base de toda la estética de PLANET 51”, comenta el director. Desde el momento en que alguien habló de un Cadillac con forma de platillo volante fue como si nos hubieran dado cuerda… la película tomó forma y esa idea actuó de catalizador para todos los debates relacionados con el diseño de la misma. Además, según el codirector Marcos Martínez, esa decisión estética fue un regalo para los diseñadores: “El diseño de los coches fue facilísimo. Supimos lo que queríamos hacer desde el principio y trabajamos con ese concepto.” Había miles de oportunidades, había tantos modelos reconocibles que mantenían todas sus señas de identidad incluso después de la ‘planetización’, y todos encajaban sin problemas en la estética de Estados Unidos en los cincuenta. El hecho de que hubiera tantos vehículos diferentes y tan dispares –desde los coches municipales hasta los coches de policía pasando por los autobuses del colegio y urbanos, bomberos, etc. a los coches particulares– que se hayan podido convertir en naves alienígenas redondas y pomposas demuestra la maleabilidad del concepto. Lo mismo se aplica a los vehículos militares, los tanques Sherman, los jeeps, los camiones y una memorable grúa de araña encajan a la perfección. Lo mejor de estos vehículos es que no tienen ruedas ¡sino que flotan.


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