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Los Skinwalkers son criaturas atadas a la sangre de los lobos; pueden matar y moverse a velocidades increíbles. Se alimentan de nuestra piel, y están sedientos de sangre humana. Cuando la luna se torna roja, cada grupo de Skinwalkers intenta luchar contra una antigua profecía. En su cumpleaños número 13, Timothy, un mestizo (de sangre mitad hombre, mitad lobo), se aproxima al momento de su transformación. Las personas a su alrededor lo han protegido desde que nació, y conocen los poderes que tiene. Él es el único con el poder de controlar el destino de su familia. La guerra comienza en la tercera noche, y se enfrentan dos ideales: los que buscan romper la profecía maldita, y los que abrazan la sed de sangre y se deleitan con la libertad inmortal de la bestia interior.
Sobre la mitología del Skinwalkers
El culto a los lobos se ha manifestado por siglos en los diferentes continentes del mundo, llegando a sus orígenes en la antigua Grecia, en Arcadia donde Zeus Lykaios realiza un sacrificio humano y mezcla la sangre con la de un lobo. Quien comía esta mezcla de carnes y sangre estaba condenado a convertirse en lobo, sin posibilidad de regresar a su forma humana durante ocho años.
Durante la edad media, este mito de hombres que se convertían en lobos se extendió. Los lobos se relacionaban con el culto al diablo, a la posesión de fuerzas obscuras y al mundo sobrenatural. A lo largo de Europa existen numerosas leyendas sobre personas que se transformaban en bestias durante la luna llena y que atacaban humanos en el bosque hasta matarlos. Durante la edad media los lobos fueron cazados y casi los llevan a la extinción en Inglaterra y en Europa del Oeste.
En Norteamérica, los lobos eran símbolo de nobleza, de libertad de espíritu, del balance entre el lado animal y la nobleza. Los indios americanos veneraban al espíritu antiguo de los lobos porque ambos eran cazadores y proveedores de sus familias. Era una criatura relacionada con la medicina, había un tótem especial en forma de lobo que tenia poderes curativos.
Los hombres de medicina de la tribu Navajo utilizaban al lobo para curar la mente, el cuerpo y el espíritu, sin embargo los brujos de la tribu querían su poder para usarlo en su beneficio. Durante la luna llena se vestían con la piel del logo y se transformaban completamente aumentando su velocidad y su fuerza. En la mañana volvían a la forma humana. Los Navajo los llamaban “skinwalkers” o “yenaldlooshi” que quiere decir “El que camina de aquí para allá en cuatro patas”.
En un principio la transformación podía ser controlada, pero este poder fue maldecido. Muchos no pudieron controlar el poder y se perdieron y fueron perseguidos. En cada luna llena el cambio ocurre y la maldición cobra fuerza y se va heredando a los hijos.
Los “skinwalkers” se dividieron en dos grupos, aquellos que acatan su vida como lobo que vive en sus venas y aquellos que lo rechazan, sabiendo que la transformación no se lleva acabo hasta que prueban la carne humana. Este último grupo creen en la profecía sobre un niño mestizo que al cumplir los trece años en luna llena tendrá el poder para terminar con la profecía.
Sobre la Producción
El productor Dennis Berardi comenta que el equipo de producción empezaba a pensar que el director Jim Isaac era un “skinwalkers” o en verdad quería convertirse en uno.
El guión comenzó a trabajarse con la idea de explorar la mitología de los Navajo en 1999 con los escritores Todd Hartan y James Roday. “La idea de los Skinwalkers era irse al origen del mito literal y figurativamente” “Era alejarnos de la influencia gótica de estas criaturas y enfocarnos en la lucha que significa ser una bestia, un lobo en cuerpo de una persona”. Cuando esta idea llegó a Jim Isaac, la historia lo atrapó así como sus personajes y sus criaturas. Él se unió al equipo y trajo a los productores adecuados y fue construyendo el sueño hasta volverlo realidad.
Jim Issac trajo al proyecto al productor Dennos Berardi quien tenía una gran experiencia en la creación de efectos especiales. “Nosotros somos fanáticos de los efectos de horror y suspenso” comenta Berardi, “Jim y yo siempre hablamos sobre Skinwalkers como una bella película, y la veía perfecto en mi cabeza con tomas abiertas, con muchos iconos con la premisa de la lucha entre el bien y el mal, la lucha interior de lo humano sobre la bestia. Amo la riqueza de la historia, de los temas clásicos y de la lucha personal. Me imaginaba perfecto las escenas de una bella luna llena rojiza”.
Jim Isaac recuerda que les tomó casi cuatro años juntar todas las piezas del rompecabezas. El había leído muchos guiones pero este tenía todo lo que quería en una película y en una historia: efectos especiales, grandes escenas de miedo, una gran historia, personajes ricos y complejos, relaciones verdaderas. Era algo más que una simple historia de miedo.
Es una versión contemporánea del mito navajo “gente con el don de caminar con las bestias durante la noche”. Los skinwalkers son capaces de convertirse en animales en espíritu, entendiendo su naturaleza y caminando como parte de ellos, incluso cambian su piel para ser uno de ellos. En la leyenda la transportación es parte en espíritu pero en ocasiones la transformación también ocurre. Y en la vida muchas veces también tenemos que someter a nuestros instintos animales y ser mas morales. La leyenda es muy romántica pero nos conecta con esta lucha de lo terrenal con la moralidad.
El trabajo de preproducción fue extensivo, encontrar el look de los “skinwalkers”, incorporar el mito navajo con cada una de las personas involucradas, los retos que afrontaba cada personaje, mostrar no solo su lado humano sino también adquirir la fuerza y velocidad de un lobo, entre muchas otras cosas.
El proceso comenzó al llevar a los actores a los estudios Stan Winston en Los Ángeles. Se realizaron tomaron especificaciones muy completas, incluyendo de características físicas, dentales y especificaciones para lentes de contacto. Todo ello pues se necesitaban dientes que permitiera a los actores decir sus líneas sin interferir en su forma de hablar, lentes de contacto similares a los ojos de un lobo verdadero, prótesis para pies y manos que les permitiera usar armas así como trabajo de doble cinematográfico. Además de máscaras que no ocultaran la expresividad del actor.
En cuanto al vestuario, esta película tiene una influencia del viejo oeste, al tener su origen en un legendario mito indio. La apariencia de la película debería conservar una parte muy rural, seca pero a la vez suave y atemporal. Vieja paro a la vez muy moderna, con fuerza, un estilo de la película “Easy Rider”. Pero no querían utilizar mucho negro ni gabardinas largas. Es otro estilo más cómodo, son lobos sexys, cuya ropa grita “Veme!, Soy un chico malo” pero sin mostrar demasiada piel.
Durante sus transformaciones, el diseño del vestuario les debería permitir estar cómodos, por ejemplo tener los hombros descubiertos, mostrar sus músculos y su pecho. Adicional a sus chalecos, chamarras y camisas, se diseño una joyería acorde a los personajes, con espectaculares collares, anillos y cinturones que reflejan la luna creciente.
El grupo de dobles de Steve Lucescu tenían la idea de que su trabajo era hacer cualquier cosa que un hombre pueda hacer solo que mejorado ya que son “Skynwalkers”. Llevaron la leyenda a un nuevo nivel. Buscamos las habilidades de un atleta olímpico, en términos de correr y brincar y lo multiplicamos por tres. Todas las acciones eran rápidas y de alta velocidad.
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